miércoles, 16 de septiembre de 2009

Como superar la perdida de un amigo.

Cuando discutimos con nuestros padres, peleamos con nuestro(a) novio(a) o simplemente tenemos un “bajón” de ánimo, nuestros amigos nos acompañan y levantan la moral para que sea más fácil superar los malos momentos.
Saber que siempre podremos contar con ellos es un gran alivio, sobre todo considerando que los adolescentes somos muy sensibles al menor problema y necesitamos de alguien que sepa entendernos y que sea digno de confianza.
Pero cuando alguno de nuestros confidentes es víctima de un terrible accidente o enfermedad que provoca su muerte, nos enfrentamos a una doble sensación: el dolor de perder a un ser querido y la soledad del que no tiene con quien compartir lo que le pasa.
Es completamente normal y hasta necesario experimentar todos esos sentimientos. Estos forman parte del duelo ante la muerte, que no tiene que ver con la ropa que vistamos en el funeral, sino con el complicado proceso que toma superarla.
Sin embargo, el tiempo de duelo no dura para siempre. A pesar de la gran pena por la partida de nuestro(a) amigo(a), también debemos pensar en las otras personas -entre ellos, nuestros demás amigos- que se quedan tristes por su ausencia y que, al igual que nosotros, podrían asimilar mejor la noticia si nos apoyamos mutuamente.
Desde el punto de vista positivo, una pérdida de este tipo puede fortalecer los lazos de amistad y enseñarnos que además de nuestro sufrimiento existen otros mayores. Por ejemplo, el de los papás de nuestro(a) amigo(a), que tienen que afrontar cómo vivir sin su hijo(a) de ahora en adelante. No estaría de más visitarlos para compartir los buenos recuerdos de esa persona tan especial.
Por otro lado, también aprendemos que la vida se va en el momento menos pensado y que debemos disfrutarla y sacarle el máximo provecho a pesar de sus dificultades. Hagámoslo en nombre del amigo que ya no veremos más, pero que siempre nos acompaña y espera que nunca lo olvidemos

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